Blog que repasa la actualidad taurina de Almería, Andalucia y España. La opinión crítica e independiente sobre el mundo de los toros. Por Alberto Gutiérrez.

20 de diciembre de 2011

Diego Puerta, en el olvido

Hace unas semanas se murió Diego Puerta, uno de los toreros más valientes de la historia, que compartió aquel afamado cartel con El Viti y Paco Camino, mientras El Cordobés se dedicaba a revolucionar la fiesta con sus ovacionados saltos de la rana. Quien toreó, quien lo hizo de verdad, fue Camino, fue El Viti, fue Ordóñez y también fue Diego Puerta, Diego Valor. Su toreo no fue exquisito, pero trataba de ajustarse a los cánones de la tauromaquia más pura.
Se murió Puerta y, sin embargo, los medios de comunicación lo pasaron por alto. Apenas se habló de su muerte, como si se hubiese marchado un torero modesto oculto en mitad del escalafón. Una injusticia que demuestra la ignorancia e insensibilidad por parte de los dirigentes de una gran parte de la prensa, capaz de dedicar multitud de hojas y minutos a Belén Esteban o al último y trascendental entrenamiento del tercer equipo del Barcelona...
Las personas que han pasado por la vida dejando la huella de Diego Puerta, a quien tuve la suerte de conocer en un curso de verano en Aguadulce en los años noventa, deben ser recordadas como merecen. De manera que, si no lo hacen los medios, que no creo, sí deberían ser los propios profesionales quienes homenajeen con un acto singular a Diego Puerta. Se repararía un olvido absolutamente injusto.

23 de octubre de 2011

Antoñete, para siempre

Ha muerto Antoñete. Hace unas horas, después de 79 años de magisterio y torería, dentro y fuera de la plaza. Fue el torero que marcó las distancias y que revalorizó la fiesta cuando se deprimía tras los años de una transición democrática un poco alejada de los clarines y timbales. Regresó con Manolo Vázquez y ambos pusieron el orden que faltaba, los valores eternos, la pureza del trazo largo, de la suerte cargada.
Quienes llegamos en otra época a la fiesta apenas conocimos al maestro Chenel, salvo por los comentarios en Canal Plus y algunas actuaciones en la arena, llegado a esa senectud que los toreros administran con tanta dignidad como elegancia. Recuerdo especialmente una tarde suya en Antequera, junto a Curro y Paula, que tengo convenientemente grabada y guardada casi bajo llave; qué manera de torear.
Pero de Antoñete aprendí mucho mientras veía los toros en Canal Plus. Sus palabras y sus silencios me enseñaron mucho. A mí y creo que a una generación entera de aficionados que hemos visto los festejos mejor retransmitidos de la historia de la televisión. Descanse en paz, MAESTRO.

7 de octubre de 2011

Terrible cornada de un toro a Juan Jose Padilla

Escribo conmocionado estas lineas. Acabo de ver las imagenes de la cornada sufrida por Juan Jose Padilla en Zaragoza y casi no puedo articular palabra. Que horror. Ni la peor cornada supera a esta ocurrida hoy. Me ha impresionado. Espero que se recupere pronto y que haya sufrido el menor daño posible. No quiero ver las imagenes, no puedo verlas. Maldita sea. En este momento solo deseo que se ponga bien. Por Dios que asi sea.

2 de octubre de 2011

Y El Cid toreó (por momentos)

Con dos días de retraso me pongo a escribir sobre la corrida de toros del viernes en Madrid. Lo siento, pero hasta hoy no he podido. Cinco toros de El Puerto de San Lorenzo tan infumables e inválidos que el bostezo se repetía una y otra vez en los tendidos. Mal tema que la piedra de Las Ventas sirva para echar un cabezadita. Hubo un paréntesis -afortunadamente- y eso ocurrió en el cuarto de la tarde, un toro bravo y repetidor en la muleta de El Cid, que se decidió a torear, aunque fuera de una manera intermitente. Menos da una piedra. Comenzó con la izquierda. Citó al animal de lejos. Presentó la muleta adelante, y la plaza mascaba el runrún de Madrid, ese que sólo tiene esta plaza. Varios naturales le salieron trompicados, pero hubo uno y casi otro que recordaron al Cid de la mejor época. Cómo rugió Las Ventas. Increíble.
Pero lo mejor vendría con la mano derecha. Relajado, el diestro sevillano bajó la mano y se pasó al astado muy cerca, desmayada la figura y descolgados los hombros. Un serie magistral. Luego vino otra, menos buena, y antes de entrar a matar concedió unos muletazos por bajo de muy bella factura. Lo de entrar a matar es un eufemismo, porque pinchó más de la cuenta. Gran ovación desde el tercio.
He leído críticas a El Cid, algunas muy ácidas. Las entiendo. Debió estar mejor. En muchos pases escondió la pierna de salida y se mostró precavido, descargando la suerte. Es cierto. Sin embargo, a mí me levantó del asiento en esa serie con la derecha. Y como quiera que últimamente se ve tan poco en una plaza de toros, pues yo me emocioné y me marché de la plaza toreando, descolgando los hombros, etcétera. Gajes de aficionado resignado, pudiera ser.
El resto del festejo no tiene historia. O sí la tiene. La historia es que se lidiaron cinco toros indignos de Madrid. Inválidos, mansos y descastados (estas palabras son demasiado habituales para describir a los toros actuales). Y tanto Castella como Perera aburrieron al público una barbaridad. No están, no viven su mejor momento y deberían descansar. Reivindico desde aquí el derecho a descansar durante varias temporadas para varios toreros. Les vendría de perlas a ellos y también a nosotros.

26 de septiembre de 2011

José Tomás debió admitir la televisión en Barcelona

Perdemos las mejores oportunidades. Ayer, en Barcelona, en ese volcán de encendidas pasiones que era la Monumental, al grito de libertad, libertad como en los lejanos tiempos de la dictadura, se vivió un momento histórico... que sólo vivieron veinte mil personas. Hemos perdido una ocasión fantástica, una oportunidad para demostrar al mundo a través de la ventana abierta  de la televisión que la fiesta de los toros hubiese barrido cualquier índice de audiencia en una tarde en donde a tauromaquia de José Tomás y el fervor del público se elevaron a cotas casi insuperables. Porque eso es el toro: pasión, entrega, pureza.
El llamado por algunos "redentor de la fiesta" no ha sido tal, al menos para Barcelona. Al diestro madrileño, del que soy un partidario convencido cuando torea como en el trienio de los noventa -ayer toreó como entonces-, se le escapó el tren, el momento de atender la demanda de todo un país, que se hubiera sentado frente al televisor. Seis, siete, ocho millones de personas habrían visto el espectáculo. Estoy seguro. Los ingresos se hubiesen multiplicado, pero no es esto lo que me mueve a lamentarme, sino el haber perdido esa ventana, ese espacio magnífico que la fiesta de los toros necesita: los grandes acontecimientos deben ser televisados y no me vale que José Tomás aborrezca las cámaras.
La gran figura de Galapagar debería pensar en estas cosas. En las increíbles consecuencias de que millones y millones de personas -incluyamos Latinoamérica- quedaran pegados al televisor. Pero el toreo y los que mandan en el toreo están de espaldas a la realidad. José Tomás es muy grande. Sin embargo, esta vez, aunque sólo hubiese sido esta vez, tenía que haberse dejado televisar. De ese modo, el mundo entero podría haber comprobado el oprobio y el liberticidio mientras una Monumental llena hasta la bandera y entregada como nunca demostraba que en Barcelona puede haber toros si las cosas se hacen bien. De esto, de la desidia de los taurinos en relación a Cataluña, hablaré en otro post.

6 de septiembre de 2011

Nos lo ponen difícil

No voy a ver a José Tomás a Barcelona. Me hubiera gustado verle a él y también a sus compañeros, tanto a los del festejo en que se anuncia como a los del día anterior. Carteles de relumbrón. Runrún. Olor a fiesta grande y demás grandilocuencias que podemos escribir cuando nos ponemos estupendos. Pero me niego a pagar la morterada del pack: avión+hotel+entradas+gastos, que se puede subir a los quienientos euros, así, sin darse cuenta, sin pestañeo alguno. Escribe Santi Ortiz en Burladero que los hosteleros barceloneses quieren sacar tajada, a modo de sanguijuela, en la última visita taurina de la historia de la ciudad, que cerrará para siempre sus puertas al bufido de los toros de lidia.
Hagamos cifras, señores. El dinero que se moverá en Cataluña durante esos días será descomunal. Más aún en tiempos de crisis. Millones de euros que los barceloneses no volverán a ver en el futuro porque unos políticos mendaces prohibieron a sus conciudadanos disfrutar de una afición que podía ser demasiado española para una tierra que debe tener el seny lo suficientemente acentuado como para desalojar lo que huela a tortilla de patatas, flamenco y manolas, que diría la Ferrusola.
Me da pena por Cataluña, en donde muchas personas ejemplares hoy contemplan cómo la política ha acabado por eructar lo peor de sí misma, cuando se les había votado para dar facilidades a los electores, conducir lo mejor posible la vida de las ciudades y pueblos y molestar lo menos posible. Así entiendo yo la política, muy lejos del ejercicio de austeridad intelectual que practican unos nacionalistas que acabaron creyendo que la calle son ellos, que todo la butifarra es orégano y que el burro debía desplazar al toro de un imaginario colectivo en el que la Roja, el himno español y, por supuesto, el castellano deben ser expulsados de la vehiculación (como se dice ahora) oficial y administrativa.
Nos ponen difícil ir a despedirnos de la Monumental y me pesa, porque acudí a la llamada, cinco o seis años atrás, que la plataforma de defensa de la fiesta hizo con una manifestación en el coso y un festejo protagonizado por Serafín Marín. Fui expresamente desde Almería. Asistieron José Tomás, El Juli, Cayetano..., pero el trabajo sucio, el que verdaderamente había que realizar ante la zancadilla trapera de los nacionalistas no se ha hecho hasta el año 2011, trasladando el espectáculo desde Interior a Cultura (si esto sirve para evitar la prohibición, claro).
Fueron los nacionalistas, pero los taurinos pecaron de omisión y abandono. No contribuyeron a levantar la fiesta en Cataluña, carecieron de la mínima afición para construir carteles interesantes con los que atraer a los públicos. Sólo los hitos de José Tomás constituían un acontecimiento digno de remover las entrañas del nacionalismo, atónito ante la celebración multitudinaria del rito. Se ponían nerviosos, igual que en el último JMJ se pusieron los ateos, agraviados por la visita de un Papa del que huyen. Se llama intolerancia. Si no te gusta, no vayas. Y no vale con decir que hay dinero público invertido. Si nos ponemos así tendríamos que revisarlo absolutamente todo, a ver si estamos de acuerdo con cada una de las partidas.
Se acabó. Una amiga me dice que podrían darle la vuelta desde el Constitucional. Ya veremos. Pero el fin de semana de marras no estaré en Barcelona. Y me fastidia. Disfruten los que puedan.

2 de septiembre de 2011

La feria que no vi

Leer este post con un titulo así tiene mérito..., pero quisiera hacer una reflexión sobre la feria de Almería: con lo que pude ver y con retazos de lo que me cuentan y he leído. De primeras, hay que hablar de la presentación y juego del ganado, muy, muy superior al de años anteriores, lo que constituye una extraordinaria noticia, pues nuestra feria se había despeñado por el abismo y la vulgaridad. Estuve en la novillada y las reses tuvieron trapío y casta suficiente para que los novilleros redondearan una tarde que se les fue en blanco, porque no supieron o no pudieron afrontar la realidad de un auténtico animal de lidia.
El resto de los días se lidiaron toros excelentes. Brilló el hierro de Garcigrande, especialmente, y aunque hay quienes ponen en duda la presentación de estas reses, parece que tuvieron trapío para una plaza de segunda categoría. Almería no es una plaza de primera y tenemos que asumirlo. Lo más importante, con todo, es que la mayoría de los toros tuvieron fortaleza de remos, muy lejos de la invalidez de temporadas anteriores. Notición.
Distinto es el resultado artístico. Se concedieron 35 orejas. Como dice Carlos Crivell eso es una barbaridad. Se regalaron gracias a un presidente, Marco Rubio, que no tiene empacho en sacar el pañuelo blanco cada vez que el público grita un poco de más, escribe el compañero Crivell. Marco, al que tengo aprecio porque es buena gente, abandona este año el palco tras el peor período de la feria de Almería. Unos años en los que el ciclo se ha devaluado tanto que muchos aficionados han optado por marcharse. Como yo mismo. Espero que el próximo presidente sea tan exigente como indiferente ante las broncas por no conceder orejas.
Manzanares. Vamos a ver, parece que estuvo inmenso, pero por otro lado me cuentan que casi toda la faena de las dos orejas y el rabo estuvo fuera de cacho. Apenas dos series fueron macizas y rotundas. Si fue así, no lo entiendo. ¿Por qué se empeña en retirar la pierna contraria en cada pase?
El Juli y Ruiz Manuel rayaron a gran altura. Me alegro por el paisano, aunque supongo que no le servirá de mucho, dado el estado de la fiesta. He sido muy crítico con él en diferentes ocasiones, porque pienso que atesora cualidades, mientras mucha gente de Almería le cantaba su tauromaquia como si fuera el Guerra. Una vez me preguntó si estaba mosqueado con él y le dije que en absoluto, que simplemente era crítico con su toreo, porque creía que había que exigirle. Si ha recuperado los buenos hábitos de sus comienzos me alegro.
Respecto a Torres Jerez, leo que se atracó de toro en una de sus faenas. Es posible, a veces le pasa. Paco Torres debe serenarse, dar pausas en las faenas, andarle a los toros y darles distancia. Parece mentira que las personas que están a su alrededor no le aconsejen como Dios manda.
Y termino con un comentario sobre la reflexión de Chopera en la entrevista de Benjamín Montanari en Diario de Almería. El empresario apunta que ha perdido muchísimo dinero. No lo sé. De lo que no tengo ninguna duda es que la plaza almeriense es carísima y que no existen promociones para los jóvenes ni para nadie. Chopera pide colaboración a los comerciantes de la ciudad, pero no sé que da exactamente a cambio. Lo del Aula Taurina de la Universidad está bien, pero hay que hacer más cosas.
Dice también que el año que viene quitará uno o dos festejos. Es razonable. Si puede ser que quite la de rejones y la novillada, y que haga una miniferia de novilladas en otra época del año para compensar. Después de más de cincuenta años en Almería espero que la familia Chopera haga concesiones hacia los almerienses, que somos unos benditos, además de un chollo para una empresa que tiene en nuestra feria un verdadero filón. Y no pasa nada por perder dinero un año. Ya sabe lo que tiene que hacer para el siguiente: mejorar los carteles. Por suerte, ahora acertó con el toro. Mi más sincera enhorabuena.