Ruiz Manuel y El Cid se estiran al natural

Con menos de media plaza, Roquetas vivió una tarde de toros mejor presentados que en días anteriores -al menos en cuanto a pitones se refiere-, pero de una flojera de ánimos -y de otras cosas- más que preocupante. Las reses de Gavira fueron nobles, justitas de raza y sosas. Lo que se lleva hoy día.
El Cid y Ruiz Manuel salieron a hombros y El Cordobés, a pesar de sus saltos, molinetes, etc., no excitó a las masas, que no acudieron como se preveía. Hoy, sólo concitan el interés de los grandes públicos José Tomás y El Fandi. Ni Cayetano, ni Rivera ni El Cordobés. En Roquetas se ha demostrado, con dos entradas pobretonas, y una, la de ayer sábado, muy buena, gracias al granadino.
De El Cordobés voy a decir muy poquito, porque todos conocemos su repertorio. O sea, que no digo ná. En cuanto a El Cid tengo que decir que me ha gustado más en el sexto que en el tercero, no sólo porque le ha sacado faena a un toro que ha cantado la gallina nada más comenzar el trasteo, sino porque ha cuajado una serie el natural fantástica. Luego, es verdad, ha prodigado circulares y otros efectismos que enardecen a muchos espectadores y que facilitan las orejas. Su anterior enemigo ha sido muy flojo.
Ruiz Manuel es un torero de claroscuros y lo digo con todo lo que ello conlleva. En una misma tarde puede interpretar el toreo con una gran pureza y a la vez torear para la galería mediante pases sin fundamento. El diestro almeriense bordó el natural y las series en redondo frente al segundo ejemplar de Gavira. Con la muleta adelantada, sin perder pasos y siempre cruzado ligó varios naturales antológicos, rematados con largos pases de pecho. Sin embargo, se pasó de faena, le dieron dos avisos y lo que pudo ser de dos orejas se quedó en nada.
Con el quinto llegaron las dos orejas anheladas, pero la faena ya no fue la misma, como decía antes. Fue otra cosa, simplemente. Es cierto que el toro tampoco era tan claro como el anterior, pero el torero adoleció de la garra y enjundia con la que cimentó su anterior trasteo.
Me voy contento de la plaza porque he visto torear de verdad. Y aunque el ganado haya estado mejor presentado que, al menos, el viernes -yo no fui el sábado, pero no tengo buenas referencias-, ha sido una decepción absoluta. Roquetas es una plaza de tercera categoría, pero debe cuidar el toro, porque sin toro no hay fiesta.
En otro apartado de cosas, un amigo me ha dicho de bajar al callejón en el cuarto toro -yo tengo un abono en el tendido-, a lo que he accedido, porque era la primera vez que lo hacía y tenía curiosidad. Pero, vamos, aunque le estoy agradecido por el detalle, los toros hay que verlos desde arriba y con perspectiva. Además, no me veo ahí, con tanto taurino suelto (también hay muy buena gente, que conste!).