Blog que repasa la actualidad taurina de Almería, Andalucia y España. La opinión crítica e independiente sobre el mundo de los toros. Por Alberto Gutiérrez.

8 de julio de 2009

¿Prohibimos el korfball?


¿Por qué no reunimos firmas para que prohiban el korfball, un deporte practicado casi exclusivamente en Cataluña, dentro de España?, ¿un deporte que, además, tiene una selección catalana que disputa campeonatos internacionales? Por cierto, es curioso, esta modalidad parecida al baloncesto procede de Holanda y la primera Sección Catalana de Korfball la creó un almeriense llamado Manuel Iborra. Esta sección pertenecía a la Federación Española de Baloncesto. Eso dice Wikipedia, al menos.

Si quieren prohibir los toros que, evidentemente, en Cataluña es disfrutado por una minoría a la que se le falta al respeto, yo apostaría por pedir firmas para que se prohiba el korfball, puesto que a la mayoría de los españoles no les gusta. A ver qué cara se les quedaría a los catalanes que lo juegan.

¿Jugamos a las prohibiciones? Pues venga, porque esto es la guerra. Si prohiben finalmente la fiesta en Cataluña que no duden que unos cuantos vamos a proponer acciones como ésta. Y si no es el korfball que sean los castellets o el pan tumaca. Bueno, el pan tumaca no, que está muy bueno...

¿Qué clase de democracia es la que tenemos? Lo decía el otro día, pero no me canso. Si quieren prohibir, prohibiremos lo que haga falta, hasta que esto se convierta en un solar y sólo exista lo que le guste a la mayoría. Es decir, el fútbol, el baloncesto y el atletismo, pero este último sólo en las Olimpiadas. Los otros tres años ¡que lo prohiban también!

Esta democracia está podrida desde el mismo instante en que se pueden votar asuntos de este estilo. ¡Claro que yo no quiero prohibir el korfball! Si no me gusta, pues no voy y sanseacabó. Igual que deben hacer los que abominan el espectáculo taurino: no ir.

Ahora, ya digo, si prospera será la demostración de que los políticos -no los ciudadanos, a pesar de las firmas- tutelan nuestras vidas hasta límites insospechados. ¿Quiénes son ellos para decidir el futuro de un espectáculo histórico regido por una liturgia y unos códigos inimitables?

Y ya entramos en harina. ¿Para unas cosas los políticos son lamentables y para otras unos salvapatrias?, ¿por qué esa dependencia hacia ellos cuando nos conviene? Venga ya, que estamos todos muy "gordicos". Esa conveniencia es terriblemente desoladora. Yo estoy harto de prohibiciones, de leyes, de sanciones, de que me digan que a 121 km/hora ¡por la autovía! me van a multar con no sé cuantos cientos de euros, de que uno no pueda entrar en su negocio porque tiene a una persona durmiendo en su puerta y no puede hacer nada, salvo llegar a un acuerdo con él -palabras de la policía-, de que puedan entrar en tu casa y tú no te puedas defender -no se te ocurra ni darle un guantazo, por Dios-, de que la Guardia Civil pegue tiros al aire cuando tiene frente a sus propias narices a los ladrones de una casa (pasó en Aguadulce, Almería), de que prohiban fumar puros hasta en las bodas, de que uno se tenga que tragar la escandalosa subida de la luz, de que el futuro de la energía nuclear lo decida un inepto que se cree técnico en la materia, de que me cueste 600 euros ir a Madrid en avión desde Almería por la desidia de los políticos o de que el ADSL sea el más caro de Europa. Estoy harto de tanta tutela y a la vez de tanto desgobierno. Somos meros observadores de lo que deciden unas personas a las que votamos cada cuatro años. ¿Para qué? Pues para cosas como éstas. Para que nos hagan la vida más incómoda, en lugar de mejor, para que legislen cosas absurdas, Estatutos ridículos y sin interés y para que, finalmente, prohiban lo que le gusta a una minoría en un determinado lugar. Los comunistas decían "prohibido prohibir". Anda que si lo llevaran a la práctica...

Bueno, en septiembre veremos qué decide el Parlamento de Cataluña.















1 comentario:

Unknown dijo...

Alberto, democracia no existe, aquí impera la partitocracia.