Blog que repasa la actualidad taurina de Almería, Andalucia y España. La opinión crítica e independiente sobre el mundo de los toros. Por Alberto Gutiérrez.

18 de julio de 2009

Apuntes de Manzanares en Roquetas


Un cambio de mano y un muletazo con la derecha de José María Manzanares constituyeron lo más interesante del festejo celebrado ayer tarde en Roquetas de Mar (Almería), en donde se lidiaron reses de Núñez del Poquillo -perdón, Cuvillo-. Junto al alicantino actuaron Rivera Ordóñez, el medallista, y Cayetano, a quien presumimos un día le concederán una medalla por su toreo arrebatado, profundo y saleroso.

Con media plaza y un ganado de presentación pobre -sí, ya sé que estamos en una plaza de tercera categoría, pero la pobreza de pitones y la escualidez de los toros llamaba un poquito la atención-, los tres matadores ofrecieron distintos discursos. Si Manzanares apostó por la estética en algunos instantes -los ya citados-, sus compañeros de terna optaron por pegar mantazos a diestro y siniestro, lo cual está muy bien para encender una fogata, pero no para torear según los cánones.

Los toros fueron nobles, flojitos y bobalicones. O sea, lo que se lleva ahora. A nadie le interesa el toro. De hecho, ayer lo que interesaba principalmente eran los toreros. Sobre todo, a las mujeres, pues los tres diestros gozan de fama de guapos y cada pase -o mantazo- era obsequiado con olés femeninos y, posteriormente, con orejas pedidas por clamor popular, ahora femenino y masculino.

Por cierto que a Rivera no le dieron la oreja que le hubiera abierto la puerta grande y el hijo de Paquirri hizo un gesto desairado con la mano al presidente por su negativa a la concesión de tan ansiado trofeo. Francisco debió considerarlo una afrenta monumental después de la antológica tarde que había ofrecido al público roquetero. Sus mantazos se recordarán durante años.

Cayetano empieza a ser un caso digno de estudio. Sus primeros pasos como novillero apuntaban la llegada de un torero distinto, reposado, de buenas maneras y cierta pureza, pero el nieto de Ordóñez comienza a parecerse sospechosamente a su hermano. Ya sabemos que los hermanos tienden a ser parecidos, a hacer los mismos gestos y, claro, también a torear igual. Perfilero, fuera de cacho, descargando la suerte y, por supuesto, sin ligar los pases, su tauromaquia será premiada con la consabida medalla muy pronto. Tal vez el año que viene.

Y termino con Manzanares, quien se encuentra a años luz de los Rivera. Aunque pongámonos en situación, porque no todo son parabienes hacia el chaval de Alicante. Es decir, estructuró sus faenas, entendió a sus toros y nos regaló dos pases excelentes. Pero no mucho más, porque también tiró de pico de la muleta, no remató los muletazos y estuvo fuera de cacho en muchos instantes. Aunque no tan fuera como los otros dos, claro. Ahora, mató estupendamente. Y me resultó curiosa su forma de estoquear: coge el estoque como si fuera una pistola (quiero decir, que inclina la espada) y luego lo vuelve a doblar mientras avanza hacia el animal para dejar estocadas magníficas.

En resumen, pequeños apuntes en un festejo en el que estuvieron Rajoy, Arenas, toda la plana mayor del PP de Almería y unas tres mil personas más (calculo).



























3 comentarios:

Unknown dijo...

Vamos, una tarde histórica... Lo hermanísismos como siempre y Manzanares en degradación de su toreo.
Saludos

enrique el navegante dijo...

¡Sobria y matizada reseña taurina, de lo que está ocurriendo, cada tarde en tantas plazas!, que como esto siga así, para los que "nos retratamos" habrá que pensarselo si seguimos acudiendo a trazos y atracos como éste.

enrique el navegante dijo...

Gracias por informar de lo que realmente vistes, pues los gacetilleros de los medios, ni se enteran.