Me cae bien el ganadero, pero no la persona. Joao Folque cría toros bravos, encastados, duros de pezuña, fuertes de remos, etc. La afición cabal disfruta con la lidia de las reses del hierro portugués, pues el espectáculo está garantizado. Concluye la corrida y habla Folque. La polémica está servida. El año pasado se enfrentó absurdamente con Emilio Muñoz en la televisión. El otro día explicó, tras la estremecedora cornada de Israel Lancho, que él no cría toros para los toreros sino para los aficionados. Excelente criterio ganadero, pero no se puede decir en peor ocasión, cuando un diestro está en la enfermería mientras la plaza recuerda a Yiyo y a Montoliú. La muerte ronda Las Ventas un 27 de mayo, a esa hora.
Luego interviene Rafael Corbelle, apoderado de Lancho, acusándolo de "moruchero portugués" y de no tener dignidad. No entro ni salgo en el cruce de declaraciones y en las verdades de uno y otro. Me da igual. Ni lo valoro. Pero Folque añade otro enemigo más a la lista.
El saludo del mayoral en la tarde de la cornada no lo tengo muy claro. Por un lado entiendo que si la corrida fue brava hay que aplaudirla. Por otra parte, yo no tendría ánimo para aplaudir después de que el sexto -no en el primero ni en el segundo- toro del festejo haya partido por la mitad a una persona.
Me gustan los ganaderos que no hablan. Que en lugar de hablar ellos lo hacen sus toros. Porque, igual que sucede con los toreros, en la fiesta todo se cuece en el ruedo, como siempre ha sido. Por supuesto, seguiré yendo a ver carteles en los que se anuncian los Palhas.
1 comentario:
Es lo más sensato que se puede decir
Un abrazo
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