La idea de ofrecer corridas de toros "incruentas" en la ciudad estadounidense de Las Vegas y el hecho de que las figuras españolas hayan sido anunciadas para próximos festejos me ha dejado estupefacto. No entiendo que mientras que en España niegan la posibilidad de celebrar espectáculos sin el último tercio, tal y como demandaba la ex ministra Carbona, en Estados Unidos, sin embargo, lo ven normal e incluso atractivo estas mismas personas que en su día pusieron el grito en el cielo. Es algo, cuando menos, esquizofrénico.
Estamos de acuerdo en que no viene mal que en el primer país del mundo se organicen corridas de toros. Pero es peligroso que les guste ese tipo de festejo adulterado e insípido y que quieran imponerlo en todos los sitios, incluso en España. Si cuajaran, ¿con qué argumento defenderían esas mismas figuras que torean en EEUU que en España tal fórmula no es factible?, ¿acaso no se han prestado ellos a semejante pantomima?, ¿por qué dicen y hacen una cosa en un sitio y la opuesta en otro?
En la vida hay que ser coherente. Y lo que no vale es que perdamos, con perdón, el culo por el dinero y por ampliar el horizonte taurino abandonando en el camino los valores que han cimentado la tauromaquia desde hace varios siglos. No podemos perder nuestra identidad. La globalización no puede traernos estos casos de esquizofrenia. Si los americanos quieren toros, que los tengan, pero igual que en España. Su liturgia y sus ritos son tan sagrados que es increible que sean los propios diestros quienes se los salten a la torera, nunca mejor dicho. ¿Alguien se imagina a Zidane o Ronaldo jugando al fútbol sin botas en un país en el que estuviera prohibido el calzado -pongámonos en una situación muy surrealista- con el objeto de promocionar el deporte rey? Pues no. Lo mismo sucede con los toros. Eso de las corridas incruentas es una falacia insostenible. De modo que los toreros que participarán en la pantomima de Las Vegas ya saben lo que hay. Espero que los Ponce, Morante, El Juli, etc., no caigan en la tentación y vayan sólo de vacaciones a la ciudad de Nevada. A jugar al blackjack en el casino, a ver la tremenda horterada del lugar inventado por Bugsy. Y a jugar a los toros en la play station.
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