De la gripe a la Bruni

Se dice que cuando algo puede ir peor... aparece la gripe porcina. El cerdo, ese animal al que los chinos suelen llamar agridulce -hay también perritos agridulces, pero este es otro cantar...- está dejando en el mundo su huella de los quince minutos que dijo Andy Warhol. Los rebeldes cerdos de la granja han sacado a pasear el virus de la gripe recordándonos que el planeta de los simios fue una mentira más de Hollywood: debió llamarse el planeta de los cochinos, que llegarían en la era de Internet, la globalización y de toda la cacharrería de una crisis económica sólo aliviada por el fin de semana laboral de Carla Bruni y su acompañante, Nicolás, en la capital de España.

Carla, a quien vimos pasear su cuerpo alpino -que no serrano- por las revistas de belleza del mundo entero cuando creía en el amor libre y blablabla, ha venido a España para tocar la guitarra de Zapatero, con Sonsoles y las niñas al coro y Sarkozy cogiéndole las manos bajo la mesa camilla no fuera a ser que se le escapara del redil y creyera, nuevamente, en el amor libre. Que imagínate que le diera por ahí. Que el rey no es tonto, oye.

Carlita aparece en esta foto de charleta con Letizia, cien libras de piel y hueso, en uno de los actos cometidos durante dos días que a Zapatero le han debido saber a gloria, a paz de espíritu, a reconciliación con la bendición de ser presidente de un país. Porque, por unos raticos, que dicen los chilenos, ZP no ha escuchado hablar de la crisis, del paro y de esa gripe porcina que, por el momento, no es tan aterradora como nos pinta la OMS. Lo que sí es seguro es que hasta la enfermedad es hoy global. Y el avión, el portador de los virus. Algún día, tendremos que ir al aeropuerto diez horas antes para pasar las pruebas pertinentes, lo que provocará que perdamos el vuelo. Una ruina más, unida a todas las demás. Pero, siempre nos quedará la Bruni y un par de días de olvido. (Para aquellos malpensados: Carla no le está tocando la teta a Letizia, es sólo producto de la perturbada imaginación).