Ya sabéis, quienes estéis bien informados, que ZP ha prometido a Emilio Sánchez Vicario y a los tenistas de la Copa Davis un futuro Ministerio del Deporte, tras la petición del propio hermano de Arantxa. Dicho y hecho. Así es Zapatero, el de las mercedes, el magnánimo, el genio de la lámpara que concede cuantos deseos sean pedidos. Y digo yo, ¿por qué no pedimos nosotros, los aficionados a los toros, un Ministerio de la Tauromaquia?
Habría que montar una plataforma, juntar unas cuantas firmas (qué le gusta a ZP estas cosas) e incluso salir a la calle con las pancartas, acompañados de unos cuantos progres del No a la guerra y pedir el Ministerio. Pedid y se os dará. Zapatero, el dadivoso, es una persona atenta a cualquier demanda, pues él mismo presume del azar con el que ha llegado a presidente: cualquiera puede hacerlo, dijo una vez; tonto es el que dice tonterías, decía Forrest Gump. De ahí que se muestre tan generoso con todo el mundo. Qué bueno es ZP.
Por eso, digo, habrá que pedir el Ministerio. Al menos para que sintamos el gozo de una promesa, que luego incumplirá, claro. Pero, ¿y lo felices que seremos entre bromas y veras, entre sí y entre no? Esta es la política de alto nivel de este Gobierno, que contenta a todo el mundo a corto plazo, que promete el oro y el moro, que concede subvenciones a tutiplén, que asiste a cumbres después de deshollarse las rodillas ante presidentes galos, que paga a piratas somalíes por miedo a pegar tiros, que crea Estatutos de autonomías como si fueran churros, que...
Bueno, quien quiera un Ministerio de la Tauromaquia que vaya haciendo una plataforma. Ah, y que conmigo no cuenten. A Emilio Sánchez Vicario se le quedará cara de tonto. Ya verá, ya verá en unas semanas.
1 comentario:
El problema es que muchos se creen lo que dice ZP, que pasará a la historia como el más nefasto presidente de la historia parlamentaria de España.
Arenero
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