Jairo Miguel ha indultado un toro en Yahualica, México. Pero esta no es la noticia. En este post quiero hacer una reflexión sobre la relación de los niños y los toros, al igual que la de los niños y las motos, o los niños y las carreras de coches.
No soy partidario de que los padres permitan a sus hijos de diez, once, doce años..., que se pongan delante de vaquillas, erales o utreros. Me parece una temeridad. No soy padre, pero si lo fuera no dejaría que un hijo mío se expusiera al riesgo evidente de una voltereta o una cornada. A los dieciocho años que hiciera lo que quiera.
Sé que hay muchos aficionados que no están de acuerdo con esta opinión. Pero creo que el propio toreo debe corregir esta situación, de modo que no tuvieran que venir los políticos a hacerlo. Si no son los dieciocho, pues los dieciséis o diecisiete.
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