Antipático para algunos, necesario para muchos

La infamia se esconde en las madrigueras de Internet. A Salva, esa voz de Las Ventas que sentenciaba a las reses bravas y a sus dueños fabricantes de escombros, le azotan desde el anonimato de la web 2.0 con la mala sangre y la cobardía de aquellos que no tienen valor para mayores empresas. Pobre gente, pero cuánto daño hacen.
Salva fue la mala conciencia de los taurinos, acostumbrados al perfume del habano y las risotadas entre las barreras de las plazas en donde se consagra el fraude y el abuso de esta fiesta descabezada y rota por los alamares. Este hombre, que hoy ha muerto, gritaba "a quién defiende la autoridad", porque él pronto supo que la autoridad era algo que los aficionados hemos terminado por asumir como inexistente. Pocos presidentes de Las Ventas han ejercido la autoridad con independencia y rigor, y pocos se han alejado de las imposturas de los taurinos. Fuera de Madrid, el escándalo de los presidentes cobra dimensiones siderales. Unos y otros atienden sorprendentes invitaciones y más tarde esos bellos recuerdos en las ganaderías se reproducen en los palcos.
Las Ventas pierde a un aficionado antipático para algunos, pero necesario para otros muchos. Digan lo que digan, el 7 es fundamental para que Madrid no se desagüe por el mismo sumidero en el que agonizan la mayoría de los cosos españoles. Entretanto, los cobardes se dedican a insultar a este hombre cuya principal objetivo era encontrar una autoridad que guiase los designios de la fiesta. Descansa en paz.