Blog que repasa la actualidad taurina de Almería, Andalucia y España. La opinión crítica e independiente sobre el mundo de los toros. Por Alberto Gutiérrez.

31 de agosto de 2009

Y Chopera, ¿qué dice?


Chopera está missing. Hasta el año que viene, cuando por el mes de junio vuelva a Almería, se reúna por segundo año consecutivo con los periodistas locales -conmigo no- alrededor de una mesa y diga lo bueno que es y todo lo que ha hecho por esta bendita tierra (sic).

Si en Málaga están que trinan con el empresario Fernando Puche -un personaje muy curioso; recomiendo ver un video suyo en el blog de Pepe Pastor- aquí las lanzas se han vuelto contra el presidente, Marco Rubio. Algo justo, pero que no termina de ser completo. Es decir, la culpa no la tiene sólo él -a pesar de que pidamos su dimisión o cese encarecidamente-, sino también el empresario, quien es el responsable de la mayor pantomima que se recuerda en años.

Óscar Martínez Laviano se comprometió a mejorar de arriba abajo la feria tras el desastre del pasado año. Presentó unos carteles más o menos bien elaborados, pese a la corrida de rejones y la última función, con El Fandi y El Cordobés como protagonistas. Poco serio, verdaderamente. Sin embargo, los toros anunciados presagiaban la catástrofe que luego tuvo lugar. Ganaderías podridas, inválidas, muy sospechosas de afeitado, pequeñas, mal presentadas..., todo lo necesario, en definitiva, para que la afición se marchara de la plaza cada tarde con el ánimo por los suelos.

La responsabilidad es del empresario. No valen excusas: que si el torero quiere esta ganadería, etcétera. No, ya es hora de que la afición alce la voz y presente al empresario un escrito con las ganaderías que no deben venir a Almería la próxima feria. Con este documento, que las figuras aceptarían por narices, podemos evitar que repitan hierros vergonzantes, como ha venido pasando en estos años con José Luis Marca, Torrealta, etc. La lista es mucho mayor.

Al parecer se está fraguando una unión de abonados. Pues bien, yo creo que este sería el primer paso. ¿Otros pasos? Yo exigiría la vuelta al palco de un inspector de policía, que la corrida de rejones saliera del abono y que el empresario se comprometiera a ayudar a los novilleros almerienses dándoles novilladas en otros lugares. Porque esa es otra: ¿qué devuelve Chopera a Almería? Nada, se lo lleva calentito y aquí viene una vez al año, pero a esta ciudad, a la que tanto debe y que tanto dinero le ha dado, no le devuelve absolutamente NADA.

Chopera estará gestionando la plaza durante la feria todo el tiempo que quiera la familia propietaria. Distinto sería si la dueña fuera una administración pública, como el Ayuntamiento o la Diputación. Por tanto, al tratarse de algo privado lo único que podemos hacer es protestar por la tomadura de pelo y esperar a que los dueños del centenario coso decidan lo que tenga que decidir.


Alberto Gutiérrez Delgado





3 comentarios:

J. Gonzálvez dijo...

Muy bueno el comentario, Alberto. Lo del año pasado fué bochornoso, pero lo de este ha pasado de castaño oscuro. Es una auténtica vergüenza tener que pagar un auténtico pastizal por un abono, para que luego se te quede cara de tonto y se te rien en las narices con auténtica nocturnidad y alevosia. El problema es que Chopera no le ha visto aún las orejas al lobo, en el sentido de que la afición de Almeria parece tragar con todo. Bueno sería que se le diera un escarmiento, y a buen seguro que la calidad del ganado cambiaría en lo sucesivo.
Ah, y por cierto, habria que hacer mirar el tema de las localidades, porque plaza más incómoda que esta es difícil encontrar.
Si esto continúa asi... por lo menos el que suscrib e se replanteará muchas cosas en el futuro.
Un abrazo y enhorabuen por tu blog.

txema dijo...

La plaza de Almería va a la deriva, mar adentro, sin tripulación capaz de dirigir la nave. El empresario trae unos animalitos mansos, descastados e impresentables para la que fue mejor plaza de segunda de España, y la mejor feria del sur. Los veterinarios se los tragan, vengan como vengan. Y es que uno no entiende cómo pueden apreciarse cosas desde los tendidos, que un especialista no detecta a dos metros. O no quiere detectar. ¿Y que quieren que les diga?, sin toro no hay fiesta, no hay emoción, no hay chispa. Sin toro sólo hay aburrimiento, por mucha figurita, mucho circo (como el del sábado), o mucha prensa rosa que llegue a Almería.
Para completar la tripulación, en el timón, está el Presidente de la Plaza y asesores, regalando orejitas, puertas grandes, empezando tarde los festejos, eternizando las meriendas, poco pendiente a la lidia, eliminando el tercio de varas, admitiendo cualquier toro, etc. Creo que es el momento de dejar el sillón a otra persona con mayor rigor y capaz de reeducar a la Plaza de Almería, tal y como hizo Don José García. Los asistentes al coso de la avenida Vilches, cada vez se conforman con menos; nos apañamos con cualquier toro, nos parece bien que no se pique, con unos pasecitos de muleta (da igual que sea con el pico) y matando a la primera (caiga donde caiga la espada) pedimos la oreja, y si se corta la oreja…pues hasta se aplaude al manso en el arrastre. Con estos comportamientos se está dejando morir el arte de los toros, se le da la razón a los antitaurinos y se le engorda el bolsillo a los empresarios.
Y es que la afición se está yendo de los tendidos, se aburre a alto precio, para reventar los tendidos de gente pudiente, de niñas que vienen a gritar ¿guapo! una y otra vez y de los que se equivocan de espectáculo.
En fin, que la histórica y bella plaza de Almería, otrora de las más importantes del país, se hunde lentamente, pero se hunde. Urgentemente necesita un cambio, un palco presidencial que defienda a la afición y al toro, un amante de la tauromaquia.

txema dijo...

La plaza de Almería va a la deriva, mar adentro, sin tripulación capaz de dirigir la nave. El empresario trae unos animalitos mansos, descastados e impresentables para la que fue mejor plaza de segunda de España, y la mejor feria del sur. Los veterinarios se los tragan, vengan como vengan. Y es que uno no entiende cómo pueden apreciarse cosas desde los tendidos, que un especialista no detecta a dos metros. O no quiere detectar. ¿Y que quieren que les diga?, sin toro no hay fiesta, no hay emoción, no hay chispa. Sin toro sólo hay aburrimiento, por mucha figurita, mucho circo (como el del sábado), o mucha prensa rosa que llegue a Almería.
Para completar la tripulación, en el timón, está el Presidente de la Plaza y asesores, regalando orejitas, puertas grandes, empezando tarde los festejos, eternizando las meriendas, poco pendiente a la lidia, eliminando el tercio de varas, admitiendo cualquier toro, etc. Creo que es el momento de dejar el sillón a otra persona con mayor rigor y capaz de reeducar a la Plaza de Almería, tal y como hizo Don José García. Los asistentes al coso de la avenida Vilches, cada vez se conforman con menos; nos apañamos con cualquier toro, nos parece bien que no se pique, con unos pasecitos de muleta (da igual que sea con el pico) y matando a la primera (caiga donde caiga la espada) pedimos la oreja, y si se corta la oreja…pues hasta se aplaude al manso en el arrastre. Con estos comportamientos se está dejando morir el arte de los toros, se le da la razón a los antitaurinos y se le engorda el bolsillo a los empresarios.
Y es que la afición se está yendo de los tendidos, se aburre a alto precio, para reventar los tendidos de gente pudiente, de niñas que vienen a gritar ¿guapo! una y otra vez y de los que se equivocan de espectáculo.
En fin, que la histórica y bella plaza de Almería, otrora de las más importantes del país, se hunde lentamente, pero se hunde. Urgentemente necesita un cambio, un palco presidencial que defienda a la afición y al toro, un amante de la tauromaquia.

jose maria rodriguez crespo-lopez