Los políticos catalanes quieren prohibir la fiesta de los toros. Nada nuevo bajo el sol. Lo conseguirán. La pregunta es: ¿se trata de una medida constitucional, justa? Dice un buen amigo mío periodista que no la tienen todas consigo, que el Tribunal Supremo se lo puede echar para atrás. Eso espero.
Yo quiero hacer una reflexión: ¿por qué tanto afán por prohibir? Le hemos dado demasiado poder a los políticos. Nos tutelan hasta límites increíbles, son capaces de dirigir nuestras vidas y lo peor de todo es que lo permitimos. En otro blog de un amiguete, en el que hay muchos antitaurinos, les decía: ¿nos os dais cuenta de que los políticos están interviendo en todo, que no se trata de los toros, que mañana vendrán a prohibir otra cosa porque a ellos les salga de las narices?
Aún digo más: ¿qué clase de democracia es la que denigra a las minorías? O sea, que sólo vale lo que diga la mayoría. Qué cachondeo es este? Es de un borreguismo acojonante, y perdonad la expresión. Habría que hacer otra cumbre del G-21 (a ver lo que dice ZP en la cumbre: esperemos que no suelte ninguna chorrada de las suyas), pero para hablar de la democracia, para redefinirla y, sobre todo, para dejar en evidencia a los mangurrinos que nos gobiernan y a los que se les ha dado la capacidad de tutelarlo TODO.
Por cierto, perdonad que no haya publicado antes los comentarios, pero no los estaba recibiendo en el mail.
No hay comentarios:
Publicar un comentario