Este fin de semana fui al cine a ver Camino, la última película de Javier Fesser en la que el Opus Dei no sale muy bien parado, y en la que una cría almeriense de doce años, Nerea Camacho, borda el papel protagonista. La peli es dura, con imágenes tremendas, pero merece la pena. A pesar de su duración, no se hace lenta ni pesada y tiene ritmo e interés. Quizá le sobran los sueños de la niña y las intervenciones quirúrgicas.
No me entusiasmó el Milagro de P. Tinto y no vi Mortadelo y Filemón; sin embargo, Fesser dibuja con maestría un universo totalmente ajeno a sus anteriores universos particulares. Creo que su apuesta ha sido un acierto.
5 comentarios:
Ya se ve que, después del fracaso en taquilla (la 7ª película de la semana pasada, y eso que no había muchas más), a Fesser le interesa crear polémica antes del fin de semana.
Cometí el error de ir a ver Camino, lo cual sólo me hizo pasar un mal rato con una película larga, lenta y sangrienta. Estoy de acuerdo con los críticos: el tema se aborda lentamente y la película resulta como una patada en el estómago. Tuve que irme al cabo de dos horas de película y todavía le quedaba lo peor, según me han contado.
La película ya está en la red para descargar. Os recomiendo que os la bajéis y gastéis ese dinero en unas buenas copas, en lugar de pasar un mal rato en el cine.
Después de estar una hora bostezando mientras veía la película -por lo aburrida que es-, me empecé a marear de toda la sangre que sale en las operaciones. Tuve que acabar yéndome y tirando el dinero que me había gastado en la entrada.
Menos mal que mis amigos también estaban aburridos con la película y nos fuimos todos a tomar unas cañas.
Me he metido algo en los foros de internet y veo que están manipulados por sectáreos que hacen radiografías y las retocan con photoshop a su gusto, para luego borrar los comentarios que no les dan la razón.
Me parece lamentable este fanatismo talibán de fesser y las personas a las que paga, para intentar que alguien vea su película, después del fracaso del festival de San Sebastián y de la taquilla del fin de semana pasado.
Veo que no coincidimos... En fin, para gustos colores. La verdad es que no soy yo de las personas a las que le guste este tipo de películas, pero, no sé, Camino sí que me gustó, aunque este no es el verbo más adecuado. Digamos que me tocó la fibra. Creo que deja poso, aunque a algunos lo que les dejó fue un aburrimiento de cuidado!!! jaja. La recomendé en otro post, pero por si alguien no la ha visto, que se saque del videoclub, o de donde sea, "Ciudad de Dios". Una pasada de peli.
Un saludo,
Alberto
Respeto tu opinión, y como tú dices, para gustos se hicieron los colores.
Pero te doy algunos datos más, porque a lo mejor coincidimos. Fesser sigue punto por punto en esta pelicula la vida de Alexia González Barros-ciudades, paisajes, contextos y diálogos aunque vueltos del revés- deformandola a su modo.
Es decir, donde la madre tuvo un comportamiento maternal y humano, Fesser lo ha cambiado por otro, de forma que el personaje es el de una fanática.
He leido en el blog de Javier Morán -nada sospechoso de ser partidario de la familia de Alexia-que en «Camino», aparte del “inspirada en hechos reales”, existe una segunda invocación a los hechos reales: la dedicatoria final introducida por Fesser. «A la memoria de Alexia González-Barros, fallecida en Pamplona en 1985, y, actualmente, en proceso de beatificación». Mal asunto -escribe Moran-: esta apelación rebasa la convención del «basada en hechos reales». Obliga a saber quién era Alexia, cuya familia maldice el momento en el que Fesser introdujo tal dedicatoria. Si alguien escribe un libro sobre cómo superar la propia corrupción política, y se lo dedica al senador fulano, fallecido, ¿qué han de pensar sus deudos? ¿Con qué derecho, se pregunta la familia de Alexia, le dedica Fesser la película a su hija difunta? ¿Es una declaración de afecto, de un director admirado por la persona en la que se «basa» el personaje que ha creado? ¿Es una ironía final, algo así como decir «todo esto que han visto ustedes ha acabado, en la realidad, en un proceso de santidad»? ”
Eso mismo me pregunto yo. Si es una ficción: ¿por qué se la ha dedicado a ella? ¿Para provocar polémica con las cartas a los familiares y ganar en publicidad?
Fesser ha ido cambiando de argumentacion: decía al principio que todo era realidad; y luego que todo era una hipótesis de Alexia.
Lo segundo es increibe: ¿Alexia pensaba realmente que su madre era una fanática, tal como la pinta Fesser? ¡Vaya hipótesis! ¿Alexia detestaba las mismas cosas que Fesser detesta? Es, en cierto sentido, como mostrar a Ana Frank como heroína en defensa del nazismo.
O por poner un símil torero como contar la historia de Manolete como un adversario de la fiesta. Y así una niña santa se convierte en el símbolo de la propuesta atea de Fesser.
Por eso: ¿No es un sarcasmo dedicarsela a ella?
¿Es ético aprovecharse de la tragedia de una familia y maltratar la memoria y la vida de dos mujeres?
Es ético contar una historia llenándola de mentiras sólo para que la gente acabe odiando al opus que es lo que busca, y de paso, sacándose una pasta con su pelicula.
¿Es honrado este modo de proceder?
Arturo, bienvenido a mi blog. Efectivamente, si todo es tal como nos cuentas yo también comparto la idea de que no es muy ética su forma de proceder.
Sin embargo, yo no juzgo lo que rodea a la película sino la película en sí. Es decir, Elia Kazan fue un villano que delató a sus compañeros durante el "mccarthismo"; pero como director era un fuera de serie. A mí la película de Camino me pareció agotadora, pero intensa, como dice mi amigo Evaristo Martínez, crítico de cine. Las interpretaciones son sencillamente soberbias.
En cuanto al Opus... él ha hecho una crítica implacable, desde luego, y por momentos injusta, pero no me negarás que muchas de las cosas que aparecen en la peli son verdad. Te lo digo yo que he estado en un colegio del Opus. Lo que no quita que también defienda la educación que se imparte en estos colegios. Al César lo que es del César.
Publicar un comentario